Poco después, el investigador privado trajo nueva información: se rumoreaba que la policía había conseguido pruebas de los crímenes de Beatriz.
Cuando Beatriz escuchó la noticia, fue como un rayo cayendo del cielo.
¿Cómo es posible? Aunque Mariah logró escapar, la grabadora sigue conmigo. No puede tener ninguna prueba.
—¡Averigua de inmediato quién hizo esto! —la voz de Beatriz sonó áspera y amenazante.
El investigador privado no se atrevió a retrasarse ni un segundo y salió a investigar de inmediato.
Para la tarde, regresó con una expresión firme y declaró:
—Fue Mariah. Ella entregó las pruebas de sus crímenes a la policía.
Apenas terminó de hablar cuando Beatriz sintió cómo la ira la consumía. Tomó el vaso que tenía sobre la mesa y lo estrelló contra la pared.
—¡Maldita sea! Nunca debí dejarla ir. Esa chica tiene un talento especial para apuñalar por la espalda. No debí subestimarla... ¡debí matarla entonces y acabar con todos estos problemas!
Siguió maldiciendo mientras arrojaba to