Mariah se quedó sorprendida por el abrazo apretado y, mientras procesaba las palabras de Leonardo, un rubor subió a sus mejillas.
Una voz apagada sonó cerca de su oído, algo nasal:
—No puedes dejarme atrás la próxima vez. Tenía mucho miedo de que desaparecieras de nuevo.
Al escuchar eso, Mariah sintió calor en el corazón y respondió suavemente:
—No volverá a pasar.
—Por cierto, Mariah… yo… me gustas. ¿Podemos estar juntos? —El gran astro, que frente a las cámaras podía controlar sus expresiones sin esfuerzo, ahora mostraba un comportamiento inusualmente tímido.
Mariah había estado esperando escuchar esas palabras de Leonardo y, al oírlas, le resultaron algo irreales. No pudo evitar confirmar:
—¿Has pensado realmente esto?
Leonardo asintió con sinceridad.
Mariah se conmovió de verdad. Ser pareja de una persona común significaba sacrificar parte de su carrera, especialmente siendo un artista en pleno ascenso y habiendo renunciado ya a tanto por sí mismo.
Sin embargo… todavía no podía ac