—Aún no lo tienes, pero lo tendrás pronto. Apresúrate y recupérate. No lo olvides, el décimo día es nuestro gran día —dijo Magnus mientras sostenía su mano, con el rostro lleno de expectativa.
—Todo el mundo afuera cree que te vas a casar con Astrid Thorne. ¿Qué tiene eso que ver conmigo? —Senna desvió el rostro y resopló.
—¿Celosa? —Magnus no pudo evitar sonreír—. Eres la madre de mis dos hijos, y aun así sigues celosa.
Magnus extendió la mano para girarle el rostro suavemente hacia él, rozándole la nariz con el dedo. —Todavía no te lo he dicho… Astrid está muerta.
—¿Qué? ¿Astrid está muerta? —Senna preguntó sorprendida—. ¿Cómo murió?
Ya había sospechado que Magnus no la dejaría ir tras lo que hizo en la mansión, pero no esperaba que llegara al extremo de matarla. Después del shock, sintió una pizca de lástima: había sido demasiado fácil para ella. Una mujer tan venenosa como Astrid debería haber terminado pudriéndose en la cárcel.
—Fue a la mansión Voss buscando refugio con el viejo