Había pasado tanto tiempo y aún no había noticias de que le hubieran devuelto el celular a Carlos.
La asistente hizo un gesto de desaprobación, mirando a Sofía con una cara de desánimo.
—Todavía no me contesta los mensajes.
Al escucharla, sentía que el corazón le iba a estallar. Solo quería ir a ver a su madre, ¿por qué se aparecían tantos obstáculos en su camino? Bajó la mirada, despojada de su vitalidad y confianza habituales. Un aura de desgano la envolvía.
A Alejandro le dolió verla así. En su memoria, ella siempre había sido una mujer segura y llena de vida. Se preguntó en qué momento se había vuelto tan insegura y vacilante. Esa no era la persona que él conocía.
Y no se guardó nada, se lo dijo.
—Sofi, tienes que animarte. Esto apenas empieza, ¿y ya te vas a rendir? ¿Qué piensas hacer después? No puedes dejar que cualquier cosa te derrumbe.
Hizo una pausa, y remató con dureza:
—Además, eres la gerente general de Inmobiliaria Panorama. ¿Esa es toda la fuerza que tienes?
Sus palabra