«Claro. La junta directiva asumió que alguien ya le había avisado a Sofía, y por eso ella no ha venido. Se les olvidó, ¿será eso?»
Con esa idea en mente, Carlos lo entendió todo. Sin dudarlo, contestó la llamada de la asistente de la gerente general.
Del otro lado, la voz de la asistente sonó:
—Asistente Ponce, ¿dónde está? ¿Cómo sigue la directora?
—Miren, la señorita Vargas no me deja decirles nada. Les voy a mandar la ubicación, pero bórrenla en cuanto la vean. Si alguien pregunta, digan que la encontraron por su cuenta, ¿de acuerdo?
Los ojos del asistente no dejaban de vigilar el pasillo. Le explicó todo a su interlocutora en pocas palabras, de forma rápida y directa.
A Sofía se le iluminó la cara. Le quitó el celular a su asistente y le dijo a Carlos:
—No te preocupes, no diremos nada. Y si nos descubren, yo me hago responsable de todo. Cuentas conmigo.
Las palabras de Sofía lo tranquilizaron. A fin de cuentas, llevaba tiempo trabajando cerca de ella y, en comparación con Valeria,