No hizo falta que los directivos le dieran más instrucciones; el asistente les aseguró que cuidaría bien de la directora.
Al escucharlo, todos se marcharon más tranquilos.
Cuando el pasillo quedó en silencio y solo él permanecía ahí, su mente comenzó a divagar.
«¿Qué pasará con la gerente general?»
«La directora está en el hospital, ¿por qué no ha venido todavía? ¿Será que ni siquiera se ha enterado?»
El asistente respiró hondo. La idea le pareció poco probable.
A fin de cuentas, los empleados de ese piso se enteraron de la noticia de la directora. Los directivos también vinieron. Era imposible que la gerente general no supiera nada. Era seguro que estaba pensando de más.
Con ese pensamiento, decidió dejar el asunto por la paz.
Su única prioridad en ese momento era cuidar a la directora; no debía permitir que otras cosas lo distrajeran.
Así que se dedicó a atender a su jefa.
***
Por otro lado, en cuanto Valeria recibió la noticia de la enfermedad de su madre, exclamó alarmada:
—¿Mi mam