—Ah, ¿sí? Quiero ver cómo le vas a hacer la vida imposible.
Nadie supo en qué momento Alejandro había aparecido en la entrada, pero había escuchado cada una de las palabras que se acababan de decir.
Sofía y Jimena se giraron al mismo tiempo, ambas sorprendidas. No entendían cómo era posible que él estuviera en casa a esa hora.
Jimena fue la primera en reaccionar. Corrió al lado de él para intentar explicarse.
—¡Alex! No es lo que estás pensando, en serio. Solo estaba bromeando.
Sofía también se puso de pie, observándola con gusto.
—Ah, ¿sí? Pues si todo esto es una broma, ¿qué te parece si ahora yo bromeo un poco contigo?
La incomodidad se reflejó en la cara de Jimena y apenas pudo forzar una sonrisa.
—¿De qué hablas? No entiendo a qué te refieres... En serio, solo era una broma. Espero que no te lo tomes a mal, en serio.
Tras decir esto, se volteó de nuevo hacia Alejandro, con urgencia.
—Alex, ¡tienes que creerme! Solo estaba bromeando con ella, no tenía ninguna mala intención.
Sofía