Llevaba tanto tiempo conociendo a Alejandro y no representaba nada para él. Sofía había llegado a arruinarlo todo, ¿con qué derecho se atrevía a mirarla con esa tranquilidad?
—Vine a ver qué clase de brujería le hiciste a Alex para tenerlo así.
Sus palabras le dieron curiosidad.
—Vaya, parece que como no está, por fin dejas de fingir, ¿o me equivoco?
La actitud despreocupada avivó el odio en el interior de Jimena.
—¡Estúpida! A ti qué te importa. ¡Solo dime qué hiciste para que Alex te sea tan fiel! ¿Qué tienes de especial?
Ella se cruzó de brazos, con aire relajado.
—Pues muy fácil. Yo soy su esposa y tú solo eres como su "hermanita". Entre ustedes dos nunca va a pasar nada, es así de simple.
La recorrió con mirada despectiva de arriba a abajo.
—Y en cuanto a ti… Te sugiero que te veas en un espejo. Para empezar, yo no ando por ahí insultando a la gente. Tú, en cambio, demuestras no tener nada de clase.
Sus palabras la enfurecieron todavía más.
—¡Todo es por tu culpa, maldita sea! ¡Si