Sarah
-Problemas con Xavier -le dije lo primero que se me ocurrió.
-¿Quieres beber algo? -traté de cambiar el tema.
-Una copa de vino estaría bien -asentí con la cabeza y caminé hacia la sala de estar.
-Entonces, Xavier es el causante de tus lágrimas -dijo, arrugando el rostro como si pronunciar su nombre tuviera un sabor amargo-. Por cierto, ¿está en casa? Quisiera saludarlo.
-Está de viaje -dije mientras cogía un par de copas y las colocaba en una mesilla de vidrio en el centro de la sala.
-¿De negocios o de placer? -preguntó, y supe a qué se refería.
-La verdad es que no lo sé -fingí estar muy afectada-. Ese es el problema; siempre hemos sido sinceros, pero últimamente ha estado muy extraño, no me dice a dónde va ni por qué.
-Creí que no te importaba que se viera con otras personas -dijo, sentándose. Serví su copa y luego la mía.
-No me importa. Me gusta nuestra relación porque no nos limita el uno al otro, pero no me gusta que me mienta.
-¿Realmente funciona? -Cristhian olió el vi