ENZO
Llegamos al departamento.
Alessia entró antes que yo, con la cabeza baja. El silencio entre los dos era tan espeso que se podía cortar con un cuchillo.
—Enzo, yo... —dijo apenas, sin atreverse a mirarme.
—No sabía que te gustaba ver hombres desnudos, princesa —dije con voz baja, sin girarme.
Alessia bajó la mirada y apretó los labios.
—Yo… es primera vez que hago algo así. Además, no los toqué, solo miré el show.
Me quedé de espaldas, mirando por la ventana. El reflejo del vidrio mostraba su silueta detrás de mí, sus manos jugando de manera nerviosa.
—Claro… —respondí con calma—. ¿Y te gustó lo que viste?
—Solo eran hombres… y bailaban bien —dijo en voz casi inaudible.
Me giré despacio. Mis ojos la buscaron, fríos, pero con algo que latía por debajo. Caminé hacia ella hasta quedar frente a su cuerpo tenso.
Levanté la mano y acaricié su mejilla, obligándola a mirarme.
—Dime, princesa… —susurré—. ¿Quieres ver algo de primera calidad?
Yo te lo mostraré.
Me quité la chaqueta. Luego,