Mundo ficciónIniciar sesiónADRIANO
Reía mientras Armando hablaba de su familia; los hombres eran imponentes, sobre todo el de ojos miel. De pronto conecté los puntos: alto, ojos miel, cabello negro, esposo de una de las dueñas de Dreams… no tardé en entender que estaba frente al demonio de América, la misma mujer por la que lo apodaron así, la mujer por la cual casi quema toda Europa buscándola.
Podía ver con la adoración que lo miraba; era la misma adoración que yo sentía por mi flor. Sonreía cuando una voz me erizó la piel:
—¡ADRIANO BLACKSTONE!
Me giré y allí estaba la dueña de esa voz.
—Layla… —susurré mientras mi alma se congelaba, tenía a mi flor en su poder —. ¿Qué haces? Suéltala.
La vi con el arma apuntando a la cabeza de Dalia. Mi corazón







