Rumores y Confrontaciones.
El caos empezó antes de que el día realmente comenzara.
Apenas bajé del auto y crucé la entrada principal del estudio, pude escuchar el murmullo extraño, nervioso, como si la tensión se hubiera impregnado en las paredes de vidrio.
Todos hablaban en voz baja, pero no lo suficiente como para que yo no alcanzara a escuchar fragmentos. Palabras sueltas como “seguridad”, “escándalo”, “filtración” parecían flotar entre los pasillos como nubes cargadas de tormenta.
Noah seguía en casa, protegido, al menos, eso quería creer, pero la sensación de que algo se había quebrado en la estructura del estudio era imposible de ignorar. Cada rostro que cruzaba parecía más pálido, más ansioso, más alerta que el día anterior.
No tardé en descubrir por qué.
En cuanto entré a mi oficina, Nova, una de las asistentes nuevas de administración, golpeó la puerta con los nudillos, nerviosa, sosteniendo su tableta contra el pecho.
—Señora… debería ver esto —dijo sin rodeos.
Me mostró la pantalla, y sentí que el es