Recuerdos Momentáneos.
El aire se me escapó de los pulmones de un tirón. No podía ser él, no con esa mirada, no con esa frialdad muerta que jamás había visto en Dorian. Esa foto no tenía fecha, no tenía contexto, no tenía nada, y aun así lo decía todo.
Algo le hicieron a Caelan. Algo que nadie escribió con palabras, algo que nadie se atrevió a describir.
Algo que requería que un hombre, Dorian, mi mejor amigo durante años, la persona que siempre decía que detestaba los hospitales, y ahora mi pareja, si podía llamarlo así, estuviera a un metro de una camilla, observando sin pestañear.
Sentí un ardor bajo la piel, como si alguien me hubiera puesto una mano fría en la nuca.
Toqué la pantalla. La imagen era tan borrosa que parecía moverse, o tal vez era yo, temblando.
Mi garganta ardía.
—¿Qué carajos es esto…? —susurré sin aire.
Pasé a la siguiente fotografía.
Un pasillo oscuro, un charco de algo en el suelo. No sangre… pero tampoco agua. Una mancha espesa, irregular; como si alguien la hubiera intentado limpia