Nadie es Inocente en una Gran Guerra.
La sensación de que estábamos bajo constante vigilancia no me abandonaba ni un instante.
Cada decisión, cada movimiento, cada palabra que Noah pronunciaba era un recordatorio de que lo que creíamos seguro estaba lejos de serlo.
Pero aquella mañana algo cambió, algo en los registros de la empresa y en los informes de Dorian no encajaba.
Estaba revisando los últimos balances y contratos vinculados a la fusión y reestructuración cuando noté una contradicción sutil: una anotación en los archivos legales de la empresa no coincidía con lo que Dorian había dicho.
No era una prueba concreta, no era algo que pudiera demostrar culpabilidad, pero era una grieta. Una irregularidad suficiente para que mi instinto me alertara: alguien estaba manipulando información, y quizás no todo lo que Dorian ofrecía como ayuda era desinteresado.
Me quedé observando los documentos, con los dedos sobre el teclado, incapaz de decidir cómo confrontarlo.
Cada línea, cada firma, cada referencia parecía inocente, leg