La Versión Equivocada.
Hay verdades que no llegan como revelaciones, se arman pieza por pieza, documento por documento, coincidencia tras coincidencia.
No explotan; encajan. Y cuando encajan demasiado bien, una empieza a confiar. No porque sean completas, sino porque alivian una pregunta más pesada: ¿quién está haciendo esto?
Yo necesitaba un nombre, no para acusar, para sostenerme.
Las primeras confirmaciones llegaron sin dramatismo: un registro administrativo al que accedí usando credenciales que todavía conservaba, aunque ya no debería. Una base de datos secundaria, mal protegida, donde aparecían intermediaciones que no figuraban en los informes públicos. Fechas que coincidían con las observaciones en la escuela. Contratos menores, aparentemente inofensivos, firmados por subsidiarias que respondían a una misma estructura.
Caelan.
No siempre de frente, a veces como socio silencioso, a veces como asesor externo, a veces como “recomendación técnica” sin firma visible. Pero siempre ahí, en el margen. En la l