22. Intento de morir.
Lorenzo
Satisfecho por haber cumplido mi promesa de hacer mía a Kamila, me sentía invencible. Aunque ella no quiso, la tomé a la fuerza, y ahora pensaba restregarle mi triunfo a ese idiota de Víktor para que supiera que disfruté cada segundo con su exesposa. Reí para mis adentros mientras me levantaba del escritorio, pero un grito interrumpió mi momento de gloria. Era una de las empleadas, bajando las escaleras a toda prisa, pálida como un fantasma.
—¿Qué pasa? ¿Cuál es tu escándalo? —pregunté con irritación.
—¡Se ha cortado! ¡Se ha cortado sola! —gritó la mujer.
El miedo me sacudió de inmediato. Corrí a la habitación y lo primero que vi fue un charco de sangre. Kamila estaba desmayada en el suelo, sus muñecas abiertas, la sangre manando como dos cascadas. Mi corazón se detuvo un segundo. La tomé entre mis brazos, intentando presionar las heridas con mis manos, pero el líquido espeso resbalaba y hacía imposible detener el sangrado.
—¡Kamila, por favor! —supliqué, con la voz rota—. ¡Ka