33. Irme lejos.
VIKTOR
Luciana, me miró alzando una ceja y se acercó desnuda. Busqué las sábanas y la cubrí.
—¿Por qué eres así, Viktor? —preguntó. No le respondí—. Pronto nos vamos a casar y no pienso ser un títere ni la esposa oculta. Ese título se lo lleva tu exesposa.
Alcé las cejas con incredulidad.
—Nunca dije que serás eso. Y no menciones a Kamila en esto. Ahora vístete y vete a tu mansión, una mujer como tú, no deberías perder su dignidad.
Dicho eso, entré a la ducha. Me miré en el espejo y, molesto, toqué mi miembro para comprobar si había estado con ella. Y efectivamente no fue así. Eso creo.
Suspiré, indignado. Por ahora no planeo acostarme con ella; sé que lo haremos a su debido tiempo. Mientras tanto no deseo estar con ninguna mujer que no sea… No... Negué con la cabeza, apretando los puños sin saber qué hacer con este amor que cada día me está matando.
Las palabras de Geovanni aún siguen intactas en mi mente.
Kamila quizá fue manipulada por ese imbécil y debo averiguarlo cuanto antes.