32. Inconsciente.
Viktor
Suspiro intrigado mientras observaba a Geovanny, el me entregó un sobre con documentos.
—Aquí están los papeles. Usted y yo firmaremos este acuerdo. Sus hombres serán testigos, los míos también. Quiero que lo atrapemos juntos. Cuando lo tengamos, lo quiero en bandeja de plata.
Lo miré fijamente, y en mi interior hervía la misma sed de justicia que lo consumía a él.
—De acuerdo, Giovanni. Acepto.
Él respiró hondo, como si al fin compartiera un peso que llevaba demasiado tiempo solo.
—También quiero verlo pudrirse en la cárcel. Ese hombre jamás tuvo derecho a nada, ni a las tierras que dice que son suyas. Todo es una mentira. Y Kamila… —mi voz se quebró apenas un instante—. No sé si está con él por voluntad propia o porque la obligó. Pero lo más seguro es que la haya manipulado.
—Exacto, no lo dude Viktor. Ese maldito sabe usar los papeles y contratos como cadenas. Tu esposa no está con él por elección, estoy seguro.
—Sí es así, debo alejarla cuanto antes.
Giovanni me apretó el