JAZMÍN HERRERA
Me quedé por largo rato sentada en el borde de la cama, con el cabello húmedo y la playera de Dylan cubriéndome, mientras pensaba en todo lo que me había dicho.
¿Cómo no me di cuenta antes de que eran hermanos?
Ahora entendía porque quería acercarse a Amber de alguna manera.
Con los pies descalzos, salí de la habitación, en su búsqueda. El lugar era enorme, pero apostaba que todas las habitaciones estaban en el primer piso. Avancé con cautela, casi conteniendo el aliento, hasta que vi una puerta entreabierta de la cual emanaba una cálida luz.
Una parte de mí me decía que me fuera, que era más importante darle mi informe al señor Harrington y encontrar a Amber, pero otra parte de mí quería aclarar las cosas con Dylan, que supiera toda la verdad antes de irme, sin importar si me creía o no.
—Dylan, tenemos que hablar —dije al mismo tiempo que abría la puerta, encontrándolo en medio de la habitación con una toalla en la cintura, la misma que cayó al piso cuando él vol