BYRON HARRINGTON
—Me lo dio mi madre el día que fuimos a verla —susurró no muy convencida, retomando la plática en el auto. Tenía su primera cita prenatal y aunque me sentía molesto por descubrir esa joya, sabiendo muy bien que se la había dado un hombre enamorado, decidí escucharla—. No sé quién me dio ese collar.
—¿Cómo no vas a saber? —pregunté exasperado, sin intenciones de voltear hacia ella—. Es algo demasiado personal.
Quería gritarle en la cara que no jugara conmigo, sí estaba teniendo una aventura con otro hombre, que me lo dijera de una buena vez, pero me contuve.
—No sé quién me dio ese collar, porque no recuerdo nada, quince años de mi vida fueron borrados por un accidente de auto —respondió exasperada. Por fin volteé hacia ella y me arrepentí de mis palabras. Sus ojos estaban enrojecidos y llenos de lágrimas, su labio inferior temblaba y parecía estar a punto de colapsar—. No recuerdo quien soy, ni siquiera estoy segura de mi nombre. Mi madre, no es mi madre, es la muj