Mundo ficciónIniciar sesiónBYRON HARRINGTON
Entré a mi despacho y la asquerosa loción de Anthony golpeó mi cara. No pude disimular mi disgusto.
—Me voy por un tiempo y cuando regreso ya estás casado y con un niño encantador —dijo con calma mientras escuchaba los pasos de mi sirvienta alejándose.
Mi oficina guardaba demasiados secretos y aunque estaban escondidos no planeaba arriesgarme a que alguien tuviera la suerte de descubrirlos.
—¿Seguro que ese hijo es tuyo? Puedo decir que tiene tus ojos, pero… ¿de dónde sacó lo rubio? —insistió divertido. Podía apostar que estaba pegado a la ventana—. Tienes suerte, Byron, para alguien tan apático como tú, tener una familia tan bonita es un lujo.
—Deja de espiar a mi esposa por la ventana —sentencié con molestia. Después del desayuno a







