—Ah, no pasa nada, realmente me encuentro muy bien. No te preocupes —expresó, esforzándose por sonreír. El gesto no llegó a sus ojos, que parecían cansados y distantes.
—Bueno, entonces me iré antes de que los niños lleguen tarde a la escuela.
Bianca le devolvió la sonrisa, aunque no se creyó sus palabras. No quiso seguir insistiendo. Tal vez, como le pasaba a todos, hoy no era un buen día para Julia. Era normal.
Bianca se alistó y partió hacia Pretty. Al entrar, Clara, se acercó de inmediato con una sonrisa habitual.
—¿Cómo te sientes? Estaba muy preocupada por ti. No quise llamarte porque creí que estarías durmiendo y no querías que te molestaran. También pensé en ir a visitarte, pero sentí que sería demasiado atrevido de mi parte.
Bianca la miró con gratitud.
—Afortunadamente, ya me recuperé. Ha sido bastante tedioso, pero no duró demasiado porque hice lo que me recomendó el doctor. Ya estoy bien y lista para retomar mis actividades.
En ese momento, apareció Elara, la jefa, conten