— Quedaste inconsciente por el calmante que la enfermera te inyectó antes de irte… Es un calmante muy especial porque reduce tus signos vitales notablemente, haciéndote pasar por muerta, como lo habíamos planeado, pero no solo fue eso… En el cementerio, cuando el vigilante te encontró, sangrabas, algo normal después de la perdida de tu bebé, pero con lo que caminaste después de todo este tiempo en cama descansando, se aumentó ligeramente el volumen del sangrado y con el agua de la lluvia, se esparció más, lo que creó la ilusión de que perdiste mucha sangre para las personas que te vieron… Y ayudó a convencer más rápido al personal de la clínica de tu muerte cuando la anuncié…
— Oh… — Ania asintió pensativa. — Entonces… Fue bueno…
— Sí, así es… — Sonrió Álvaro.
— Espera… — Ania se quedó pensativa por un instante. — Si la enfermera me puso eso antes de salir, quiere decir que… ¿Nunca tuviste intención de llevarme al cementerio?
— Yo… Bueno…
— Álvaro… ¡Sabías que eso era algo muy