Capítulo 82
Minutos después, ya estaban en el centro del pueblo. Patricia caminaba a su lado de la mano, y no era difícil notar las miradas curiosas de los vecinos. Su porte llamaba la atención, alto, elegante, con pasos firmes y una postura que exudaba seguridad. Las gafas de sol y la chaqueta ligera sobre la camiseta blanca solo realzaban aún más ese aire de riqueza y misterio que llevaba consigo.
— Creo que el pueblo entero nos está mirando — comentó ella, apretando su mano, un poco incómoda.
— Que miren. Estoy con la mujer más guapa del pueblo — respondió él con naturalidad, sin soltarle la mano ni por un segundo.
En el mercado, ella cogió lo que quería y añadió algunas cositas más “porque los bebés lo pidieron”. Él cargó las bolsas, abrió la puerta del coche y la ayudó a entrar como un verdadero caballero. Y ella, sin decirlo, sentía su corazón cada vez más vulnerable a todo lo que Augusto representaba.
— Augusto, para en esa tienda de vaquero. Vamos a cambiar un poco tu estilo.