Un fuerte golpeteo en la puerta arreció a medida que pasaban los segundos, una de las empleadas se acercó para abrir, encontrándose con un hombre increíblemente guapo y sensual.
—	¿Sí, joven? ¿En qué le puedo ayudar?
—	Busco a Máximo Collins…
—	El joven Collins… Creo que está en su luna de miel… — Replicó la empleada y el hombre arrugó el entrecejo con molestia, quedándose un instante pensativo.
—	Entonces, llame a Emily Collins…
—	¿De parte? — Preguntó la empleada con curiosidad.
—	Dígale que Aiden Sinclair necesita hablar con ella, es urgente y no me iré hasta que venga. — Declaró Aiden con convicción.
La joven empleada, quien seguía aturdida por el atractivo de aquel muchacho, asintió y se dirigió de inmediato a la habitación de Emily.
—	¿Señorita? — Tocó la puerta.
—	¡¿Qué pasa?! ¡¿Quién me molesta?! — Replicó Emily al tiempo que abría la puerta.
—	Disculpe, señorita… — La empleada bajo la cabeza en forma de reverencia, aunque tenía poco tiempo trabajando en la mansión,