El sol apenas asomaba por el horizonte cuando los heraldos reales comenzaron a recorrer las calles de la capital. Sus trompetas resonaban con un llamado ceremonial que solo se utilizaba para anuncios de la más alta importancia. Los ciudadanos de Argemiria se asomaban a sus ventanas, algunos aún en ropas de dormir, mientras los pregoneros reales desplegaban los pergaminos con el sello real.
"¡Por orden de Su Majestad el Rey Dorne IV de Argemiria, se convoca a todos los ciudadanos a celebrar el próximo enlace matrimonial de Su Alteza Real, el Príncipe Heredero Elian con Lady Sybelle Monteclair! ¡Las nupcias se celebrarán en diez días en la Catedral de San Argos! ¡Que todos los súbditos leales se regocijen ante esta unión que fortalecerá el futuro de nuestro amado reino!"
En el Palacio Real, Anya contemplaba el amanecer desde la ventana de su habitación cuando escuchó el anuncio. Su corazón se detuvo por un instante. Diez días. Diez días para que todo terminara. Diez días para que Elian