El teléfono de Anya vibró sobre la mesita de noche. Eran las 5:43 de la madrugada cuando la pantalla se iluminó con un nombre que nunca esperaba ver a esa hora: Leonor.
—¿Leonor? —contestó con voz ronca, incorporándose entre las sábanas—. ¿Qué sucede?
—Enciende tu ordenador ahora mismo —la voz de Leonor sonaba tensa, casi metálica—. Hay algo que necesitas ver.
El tono de urgencia hizo que Anya saltara de la cama sin cuestionar. Con los dedos temblorosos, abrió su portátil mientras mantenía el teléfono pegado a la oreja.
—Entra en el portal de noticias de *La Voz de Argemiria* —continuó Leonor—. Primera plana.
La página cargó lentamente, como si el tiempo quisiera prolongar la agonía. Cuando finalmente apareció, Anya sintió que el aire abandonaba sus pulmones. El titular, en letras negras y prominentes, parecía acusarla directamente: "CONSULTORA REAL MANIPULA SELECCIÓN DE CANDIDATAS: AUDIO FILTRADO".
—¿Qué demonios es esto? —murmuró, mientras clicaba en el enlace.
Una grabación de audi