Nunca antes he sido una persona de quedarse en cama, por muy enferma que estuviera o me sintiera, siempre tenía una responsabilidad, algo, lo más mínimo que me empujaba a salir fuera de las mantas y tirarme de cabeza contra el mundo.
¿Pero ahora?
No sé como explicar la sensación que me consume.
Soy como una luz que parpadea por estar a punto de vencerse.
Soy como ese día de lluvia que llega sin previo aviso arruinando tus planes y dejándote en un estado de pausa sin saber como aprovechar las largas y tediosas horas de lluvia.
Y la anciana junto a mi no me ayuda mucho a sentirme con las fuerzas necesarias para enfrentarme a esta nueva realidad.
No sé cuanto tiempo a transcurrido desde que ese hombre se llevo consigo a Leonel, dejándome a solas con esta repentina mujer tan llena de energía que apenas te da tiempo de reaccionar.
Cada vez que tengo la intención de ser útil y no una molestia de la que hacerse cargo, la agradable mujer de avanzada edad de largos cabellos plateados, afirmado