—¿Desde cuándo lo sabes? —la voz de Patrick era tranquila; el primer golpe ya había sucedido, y ahora solo necesitaba procesarlo—. Anne... ¿por qué nunca comentó nada?
—Anne ha tenido síntomas en los últimos años, pero el médico y tu abuelo nunca quisieron decirle. Creían que no era necesario, ya que no mostraba un deterioro rápido, y no querían que sintiera lástima por sí misma... y mucho menos de los demás —respondió Alexander, con un trago frente a él—. Por eso acepté cuidarla y estar con ella. Yo sabía de la cláusula del matrimonio. Esa era la única forma de estar ahí.
—Ella tiene derecho a saber. A conocer que está enferma. ¿Por qué ocultárselo? Eso es una crueldad —protestó Patrick, con enojo.
—Quiero que esté tranquila. No necesita tratamiento complicado. Solo algunas pastillas que el médico le envía... Ella cree que son suplementos y vitaminas —Alexander bebió—. Ahora que lo sabes, quiero que también estés cerca de ella. Solo quiero que sea feliz —dijo con sinceridad.
—Y yo qu