Un giro inesperado (1era. Parte)
El mismo día
Bagdad
Yassir
Todos pueden aconsejarte, llenarte la cabeza con razones, advertencias, incluso con falsas esperanzas, pero al final… eres tú el que debe dar el paso. Y ese paso cambia todo, para bien o para mal. Lo que nadie te dice es que el precio siempre lo pagas con sangre, con culpa, con miedo.
Yo lo sabía. Lo sentía en lo más profundo de mis entrañas. Cada decisión que tomara no solo caería sobre mí, sino sobre Sara, sobre mi madre que agonizaba en la habitación contigua, sobre el honor de toda mi familia. Y esa era mi condena: elegir no era liberación, era cargar con una cruz que me aplastaba el pecho.
Mi madre me abrió una puerta, me puso frente a la única salida que tenía: huir con Sara. Pero ¿cómo vivir con la idea de que, en mis últimos recuerdos con ella, no estuve a su lado? ¿Cómo no dejarme devorar por la culpa de abandonarla, de no acompañarla en la agonía que cada día la consumía un poco más? Esa idea me desgarraba más que cualquier amenaza de mi padre, más