Ojo por ojo (1era. Parte)
Tres días después
Bagdad
Yassir
Acorralado. Esa palabra resumía todo lo que sentía frente a las amenazas de Latifa. Por más que estuviera al borde de romper mi maldito matrimonio, explotando de rabia y dolor, había algo que todavía no sabía cómo enfrentar: los reclamos de mi padre por haber deshonrado su apellido con una amante. Conociéndolo, no se quedaría tranquilo; exigiría respuestas, indagaría hasta descubrir la identidad de Sara, y eso no podía suceder.
La ira me desbordaba, sí, pero mi deber era protegerla. No era cobardía; era supervivencia, era cuidado, era todo lo que debía hacer para que no la destruyeran. Así que improvisé frente a la arpía que ahora se hacía pasar por mi esposa. La ofendí, la desquicié, la puse en el lugar de mujer celosa, desquiciada, mentirosa… cualquier cosa antes que admitir lo que realmente pasaba.
No frené su veneno; al contrario, fue como avivar las llamas. Ya no había rastro de aquella mujer sumisa y obediente que alguna vez pretendió ser; ahora e