Capítulo 27
El ambiente, que hasta hace unos segundos se sentía cálido y ligero, cambió de golpe. La tensión se hizo tan espesa, en especial por las miradas retadoras que tenían los dos lobos.
La presencia de Xavier era tan potente que no necesitaba decir nada para volverse el centro de atención. Y ahí estaba, de pie frente a nosotros, con esa mirada que siempre lograba hacerme temblar a pesar de que yo intentaba hacerme la fuerte.
—¿Qué hacen aquí? —preguntó Ares, dejando la hamburguesa a un lado, ya no pudiera disfrutarla, era evidente que Xavier había venido a dañar nuestro momento, u voz era firme, pero sus ojos... sus ojos estaban llenos de enojo.
—¿No puedo salir a cenar con mi concubina? —Xavier sonrió de lado, seguro, arrogante con esa actitud que yo a veces detestaba —. Te recuerdo que estás en mi manada. Todo esto —hizo un gesto amplio con la mano— me pertenece.
Cuando dijo “todo me pertenece”, su mirada se clavó en mí. Directa e intensa, me hizo sentir incómoda, sentí cóm