Capítulo 39
No entendía lo que acababa de pasar. Todo ocurrió en segundos, aquella mujer había llegado para desestabilizar lo que pensé era firme.
Ares palideció apenas la vio. La loba se lanzó a sus brazos con fuerza, empujándome a un lado sin ningún cuidado, y lo besó con mucha hambre, se aferró a su boca con devoción en medio de las lágrimas.
Él no reaccionó, creo que ni siquiera respondió al beso, se quedó paralizado.
—Rebeca... ¿Qué estás haciendo? Tú estabas...
—Mi amor —respondió ella con un tono dulce, pero con la voz quebrada por el llanto —, me secuestraron. Me tuvieron como esclava. Estuve meses atrapada en la región del Oriente... hasta que escapé, por ti, Por los dos, por la fuerza de nuestro amor.
Ares la separó con delicadeza y buscó mi mano, me miro sorprendido, sin saber que decir.
—Mía, espera… Esto tiene una explicación, por favor.
—Eso espero —le dije, con la garganta apretada—. ¿Quién es ella?
Antes de que él pudiera hablar, Rebeca se metió entre nosotros y me e