CAPÍTULO 8
—No escuché nada… —balbuceé, sabiendo que sonaba patético. Liliana mentía mejor. Yo ni siquiera sabía fingir respiraciones tranquilas.
El sonido se desvaneció de su cabeza, Luca me miró con esa mirada deseosa y tierna, con la boca abierta.
Me recorrió como si ya hubiera decidido devorar cada pedazo de mi cuerpo.
Los dos no habíamos tenido intimidad, y el me lo había súplicado tantas veces que un nuevo "No" lo lastimaria, pero tenía que detenerlo.
Empezó a quitarse la camisa con una sonrisa coqueta y pícara.
Lo detuve.
—Mañana... necesito hablar contigo. A las 10. Es urgente.
No tuve fuerzas para explicarle más. No quería preguntas, Solo le rogué con la mirada nerviosa de saber que a unos metros estaba Xavier.
Y él solo asintió con la cabeza, parecía que adivinara que no era el momento, además de no saber qué mierda pasaba en mi cabeza para rechazarlo una vez más.
Se fue por la ventana Y yo entonces respiré aliviada de no ser descubierta en mi pecado, pero la paz duró exact