Capítulo 11
—¡Eres un imbécil! —soltó Ares, con los ojos ardiendo y la mandíbula tan tensa que parecía a punto de romperse—. Lo que hiciste puede interpretarse como una provocación directa. Un intento de guerra contra la manada Plata.
Su voz era un gruñido contenido, apenas humano en medio de su fuerza salvaje. Sentía su energía vibrando, como si su lobo estuviera a milímetros de tomar el control.
—Por favor… —intervino la loba, con voz firme pero serena, intentando calmarlo—. Xavier actuó impulsivamente, pero esto puede resolverse. Podemos hablar, encontrar una salida, somos manadas aliadas desde hace eones.
Yo apenas podía procesar lo que estaba ocurriendo, Todo era culpa mía, era lo que no dejaba de pensar, jugué con fuego y me queme.
Me bajé lentamente del lavabo, mis piernas temblaban mientras daba un paso hacia Ares.
—No quiero más problemas… —murmuré, con la voz rota—. No vale la pena una guerra por esto. Le ruego que no tome represalias, todo fue mi culpa.
Sentía la garganta c