~ Onyx
La temperatura en la habitación cae en picado.
Zion es una fuerza, una presencia que todos perciben. Saben de lo que es capaz, de todos los horrores que ha cometido. Sospecho que asiste a estas reuniones con tan poca frecuencia que nos pilla desprevenidos cuando lo hace, lo que le da ventaja.
Sonríe, como si el silencio le divirtiera. Se desliza en la cabecera de la mesa, con cuidado de no arrugar su ropa perfectamente planchada.
"¿Entonces, se hicieron tratos, se firmaron tratados de paz?", pregunta, recorriendo la mesa con su atención.
Imogen se burla, indiferente, mientras continúa comiendo.
"Quizás si hubieras llegado a tiempo, Alfa, estarías al tanto de tales acuerdos", murmura, negando con la cabeza.
Mi estómago se ha tensado con su llegada, mi apetito se ha desvanecido. Veo esa sonrisa satisfecha, esos ojos oscuros que fueron lo último que vio mi padre antes de morir en el suelo de un lugar como este.
"Tenía algo urgente que atender", nos informa Zion, ajustándos