Capítulo 29.

Levi:

—¿Crees que fui muy dura con él? —me miró.

—Un poco linda —acaricie su mejilla—, pero te entiendo... Ha sido duro para ti todo esto.

—Entonces hagamos algo con él ¿si? No soy así —se tapó la cara con las manos—. No suelo ser cruel con nadie pero..

—Tranquila —la abrace a mi—, yo me encargare de todo ¿si? Tu tranquila.

Se lo duro que es para ella toda esta situación, no es para menos, ese hombre apareció de la nada diciendo que era su padre. Al inicio no lo creí hasta que llegaron a mi los resultados.

Para ser honesto, no se cuales son las verdaderas intenciones del señor Francois, porque bien puede estar fingiendo ser un hombre de la calle, luego aparece aquí como si nada, ¿Y si quiere dinero? ¿Si está fingiendo?

Eso es algo que me ha tenido un poco inquieto desde que llegué al palacio.

Tendré que mantenerlo vigilado, porque si él vino aquí, para ganarse el amor de Anna y después sacarle dinero, está equivocado, no pienso dejar que él lastime a mi esposa y consiga lo que quiere, si es que realmente quiere dinero.

—Le daremos trabajo —le dije—, también un sueldo y lo mantendremos vigilado, si eso te hace sentir más tranquila.

—Gracias mi amor —ella murmuró.

Claro que tengo que mantenerlo vigilado, puede que sea algo exagerado de mi parte pero quiero mantener a Anna segura de todo esto, de las personas que le quieran hacer daño. Ella es una de mis prioridades.

Miré a Anna quien se volvió a dormir, toda esta situación la ha tenido agotada y eso que el señor Francois no tiene ni dos días aquí. La acomodé en la cama y ella abrazó la almohada, con cuidado me puse de pie para salir de la habitación e ir a buscar al señor Ariel.

Su habitación estaba del otro lado del pasillo.

Al llegar toco la puerta y este la abrió casi que de inmediato.

—Su majestad.

—Señor Francois, ¿tiene un momento?

—Sí claro —él salió de la habitación.

Le pedí que fuéramos a mi despacho a hablar más a gusto, aun tengo muchas preguntas que hacerle, tengo demasiadas dudas y por supuesto ponerlo a prueba. Tengo que estar al pendiente de él, decirle algunas cosas por supuesto.

Mi trabajo como Rey es mantener a la nación a salvo y segura. Mi trabajo como esposo y hombre es mantener a Anna segura de las personas que quieran lastimarla. Por supuesto que ambos roles son importantes, pero el de esposo es el que debo hacer ahora, porque es mi esposa de la que estamos hablando.

Ya en el despacho le pedí que se sentara.

—¿Usted bebe?

—No su majestad —respondió—, deje el alcohol hace tres años, desde entonces me he mantenido sobrio.

—¿Tenía problemas con el alcohol? —me senté en mi escritorio.

—Si —asintió—, pasé muchos años de mi vida inmerso en la bebida, por eso es que mi esposa se fue.

—Entiendo.. Hablé con Anna, así que se quedó.

—Yo no quería eso, solo quería conocerla, ella está muy confundida y no quiero que se altere por mi culpa.

—No se preocupe, ella estará bien, Anna ha sido fuerte —le dije—, solo que, siente que fue muy dura con usted, ella es un poco sensible y jamás trataría mal a las personas.

—No, no, lo entiendo perfectamente, no esperaba que ella me recibiera con flores o halagos.

Por supuesto que no, Anna tiene mucho que asimilar.

—Dígame, ¿está enfermo? ¿Tiene alguna condición?

—No, mi único problema era el alcohol —dijo apenado—, del resto, no tengo nada. Al menos que yo sepa.

—Mandaré a buscar un médico para usted —le asintió—, ¿Le gustaría trabajar?

—Si, realmente si quisiera trabajar... No quiero que piense que me interese el dinero de Anna —negó—, no, yo tengo un par de manos y puedo trabajar.

—Usted está un poco mayor para trabajar, Anna había pensado en la jardinería pero luego se arrepintió, es un trabajo un poco brusco para usted, ya veré en donde lo pondré, mientras tanto puede descansar, y.. Dele un poco de tiempo a mi esposa, ella necesita pensar un poco.

—Lo sé y pienso darle el tiempo que ella necesite, quiero que ella sepa que de verdad quiero conocerla, sin nada a cambio, se nota que fue criada con amor.

—Lo fue, su madre fue una buena persona.. —murmure— Y ella siguió con ese ejemplo.

—Lo sé, me parece increíble que ella esté casada con una persona como usted, no digo que sea digno, pero me sorprende, ella se ve tan...

—Delicada.

—Si, esa es la palabra —sonrió un poco—, se mira tan frágil. Temo hacerle daño.

—Entiendo eso, pero no se preocupe, ustedes solo necesitan tiempo —dije—, lo único que le pido es que sea honesto con ella —el asintió—. Anna es una mujer que no tolera las mentiras, si usted quiere conocerla de verdad, sea sincero con ella, créeme que será mucho mejor.

Espero que haya captado lo que trate de decirle, no pienso dejar que nadie y mucho menos él, lastime a Anna. Ella a pesar de ser fuerte, tiene su lado sensible y yo ya bastante la lastimé cuando nos casamos, no quiero que nadie más lo haga, no me gusta ver a mi esposa así, no quiero verla triste o preocupada por nada.

Espero que lo que pienso de este hombre sea totalmente falso. Porque a leguas se nota que no la ha pasado nada bien, pero si resulta ser cierto y que de verdad quiere estar al lado de Anna, va a tener todo mi apoyo y respaldo para que se quede aquí al lado de mi esposa como debe ser, como su padre.

Así que tengo que esperar y mantenerlo muy vigilado.

(...)

Al dia siguiente:

Anna pasó una noche tranquila por suerte, ahora estaba alistándose para desayunar.

Yo estaba sentado leyendo o fingía hacerlo, porque me distraje viendo su espalda, el como su larga y oscura cabellera se movía mientras la peinaba, joder que bonita es mi esposa.

Soy un idiota, ¿Cómo es que no me di cuenta de lo hermosa que era? Definitivamente no me entiendo.

Anna siempre fue hermosa, solo que yo jamas la vi con otros ojos, a mis ojos ella era mi amiga y no tenía más intención que verla como eso, recuerdo que ella me contagia su alegría con sus risas, me daba muchos ánimos cuando me sentía triste o cuando no tenía ánimos de ser un Rey, ella siempre estuvo a mi lado y yo, poco a poco fui olvidándome de ella.

¿Cómo pude hacer eso?

¿Cómo pude dejarla atrás? ¿Por qué?

Vuelvo a decirlo, no me entiendo.

Ahora que está a mi lado, tengo aquella enorme necesidad de protegerla, de estar ahí para ella y cuidarla. Quiero serlo todo para ella, quiero ser esa persona para ella.

—Levi.

—¿Si linda? —salí de mi ensoñación al escucharla.

—¿Hablaste con él? —se giró para mirarme.

—Si —deje el periódico en la mesa—, no se donde ponerlo realmente. No hablamos mucho así que no se que sabe hacer.

—No quiero que trabaje, pero tampoco quiero que se aproveche de eso... —titubeo.

—Entiendo lo que quieres decir linda, voy a mantenerlo vigilado.

—¿No crees que es un poco drástico hacer eso?

—No —negué—, quiero ver si realmente está aquí para estar contigo, quiero ver que te quiera a ti y no a la posición que tienes ahora.. —ella asintió—. No quiero que nadie se aproveche de ti mi amor, quiero evitarte muchas cosas.

Ella vino hacia mi y se sentó en mi regazo para darme un beso, yo no me resisti y le seguí la corriente, joder el aroma que desprende su cuerpo es exquisito.

—Gracias por querer protegerme mi amor —ella acarició mis mejillas.

—Lo haré cuantas veces sea necesario.

Claro que lo haré, voy a cuidarla de todas las personas que quieran hacerle daño. Ella poco a poco se ha convertido en alguien especial, quizá ya lo era y yo no me había dado cuenta de ello.

Pero si, mi mujer es realmente especial para mi.

—Oye, ¿te parece bien saltarnos el desayuno? —murmure sobre sus labios— Se me apetece algo más delicioso ahora..

—Levi por Dios —ella rió.

—Vamos linda —sostuvieron su mentón—, te encanta hacerlo conmigo..

—Un poco —dijo de manera seductora.

Me levanté con ella en mis brazos, iba a quitarle esa bata de seda justo ahora. La dejé en la cama y ella se puso de rodillas para así, soltar mi cintura mientras nos besabamos.

Siento como sus manos sueltan los botones de mi camisa y logra sacarla de mi torso, gruño en sus labios cuando siento sus manos acariciar mi torso con delicadeza, sus manos subieron hasta mi cuello y así llegaron a mi cabello para darle un apretón a este.

Ella se soltó de mis labios y me miró, juro por Dios que son los ojos más hermosos que he visto en mi vida. Mi mano se fue a su nuca y la volví a besar con un poco más de desesperación. La solté un momento y tomé aquella bata de seda en mis manos para romperla y así, sacarla de su cuerpo.

—¿Por qué hiciste eso? —ella jadeaba.

—Eso estorbaba en tu cuerpo —besó su cuello y ella soltó un gemido.

Solté el botón de mi pantalón y lo bajé junto a la ropa interior, yo meti una de mis manos en sus muslos y así subir hacia su intimidad. Jadee cuando sentí toda aquella humedad recorrer sus pliegues.

Demonios.

Nos separamos del beso ella seguía jadeando, estaba completamente sonrojada. Yo la voltee y pegue su espalda en mi torso.

—Abre las piernas mi amor —ella lo hizo de inmediato—, buena chica.

Rodee su cintura para dejarla inmóvil, con mi otra mano tome mi miembro para ponerlo en su entrada, ambos gemimos al mismo tiempo, sin esperar demasiado me introduje en ella, tuve que detenerme ya que sentí que iba a correrme.

Comencé a moverme de manera ruda, mientras lo hacía besaba su cuello.

—Me encanta como me aprietas mi amor —murmuré en su oído y ella gemía—, sigue gimiendo para mi.

Mientras la embestía, mi mano se posó en su cuello mientras que mi brazo seguía rodeando su cintura, ella coloco una de sus manos en la parte trasera de mi cuello dándome a entender que quería ir mas rapido asi que lo hice.

Las embestidas que le dabas estaban siendo fuertes, mi cuerpo estaba tenso y con ganas de más, aumente la velocidad, se podía escuchar nuestros gemidos por toda la habitación, el brazo en su cintura lo quite y metí mi mano en su intimidad, gruñí al sentir su humedad salir, comencé a estimularla y ella gritaba debido al placer.

—¡Oh Levi!

—Vamos linda, correte —gruño con fuerza al sentir como sus paredes estaban apretando, dándome a entender que estaba por correrse, no pude sostenerla así que ella se inclinó hacia la cama dándome una vista de su espalda desnuda y su trasero. Tome su cintura con mis manos y me hundí más fuerte en ella, la solté solo un momento para tomar su cabello y hacerle una coleta, Anna gemía y me pedía más así que obedecí.

Mi cabeza se fue hacia atrás y no lo pude retener más, me deje correr junto a ella. Mi cuerpo estaba llenándose de espasmos al igual que sus fluidos ya que ella corrió. Salí de ella y me acosté a su lado, nos miramos y sonreímos.

—Nos hemos saltado el desayuno —ella rio.

—Yo no, ya me di un festín contigo —ella se subió encima de mí—, creo que no tienes suficiente, ¿no es así linda?

—No —ella negó y se mordió levemente el labio.

—No hagas eso —negué—, porque voy a cogerte de nuevo y hablo en serio.

—Pues yo quiero repetirlo —sonrió de lado, ella comenzó a tocarse y frotarse los pechos.

—Anna.. —dije en tono de advertencia.

—¿Si mi Rey?

—A la m****a el desayuno —me senté en la cama y le di un beso, creo soy yo el que jamás tendrá suficiente de ella, Anna me vuelve realmente loco.

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