EVAN LYNCH
—¡¿Cómo puedes presentarte aquí, después de lo que hiciste?! —agregó Annie sorprendida—. ¡Eres un maldito embustero! ¡¿Dónde está la bolsa de sangre que te robaste?!
—¿Puedo pasar? —Ignorando su histeria, la hice a un lado para entrar.
—¡No! ¡No eres bienvenido a mi casa! ¡Me caes mal! ¡Eres odioso, insoportable, soberbio y me golpeaste en la cabeza!
—Pero no te dejé caer al suelo… —contesté con una gran sonrisa, su enojo me daba gracia—. ¿No obtengo puntos a favor por eso?
—Eres un hombre peligroso… —agregó en un susurro, prov