HAKON
Estoy como un animal enjaulado dando vueltas en la plaza central del palacio.
Todo se siente en silencio, la luna en el cielo ilumina a lo lejos las Centurias que patrullan por encima de las murallas.
De repente, pasos apresurados se escuchan por el pasillo y el dulce aroma de mi mate.
Me giro para verla avanzar y arrojarse sobre mí.
— Ana…
La abrazo, cargándola sobre mi cintura donde ha envuelto sus piernas y mis manos agarran con fuerza sus nalgas para sostenerla.
Baja la cabeza y me da un beso apasionado, lleno amor y comprensión.
Lo sé, ella ya descubrió mis motivos, el porqué la he torturado todo este tiempo y he puesto en riesgo nuestra unión.
Nos besamos como locos, devorándonos, con intensidad, queriéndonos decir tantas cosas.
— Lo lograremos. Tendremos a nuestras cachorras sin temor— susurra contra mis labios y juro que por primera vez en mi vida, siendo un nudo que se aprieta en mi garganta.
Gotas de lágrimas caen sobre mi rostro y miro hacia arriba, directo