NARRADORA
— Detente – lo haló por el recogido en el cabello, escuchándolo gruñir insatisfecho.
— Luna…
La voz lobuna le advirtió y al abrir los ojos, el gris y el amarillo danzaban, sin embargo, se quedó arrodillado a sus pies, solo esperando por sus deseos.
— Llévame a la cama y hazme el amor mi Alfa, todavía no se te permite marcarme…
— Anastasia…
— No, no hasta que esté segura de que solo aceptarás a mis cachorras y sin tratos a medias Hakon. Por hoy, solamente me puedes montar.
— Estoy bien, lo que necesito para sanar es tu esencia de macho Alfa aquí, en mi interior.
Señaló su vientre y se quedaron mirando por unos segundos, enfrentando sus voluntades, hasta que el Hakon claudicó.
Se levantó cargándola y llevándola a la cama, apagó las velas y la habitación se iluminaba por la luz de la luna que entraba por la ventana semiabierta.
Sonidos nocturnos amortiguados, a lo lejos, se podían escuchar.
Hakon la miró sobre las suaves pieles, que contrastaban con sus cabellos de fuego.
La p