Capítulo 66: Tendremos niñas, Alfa.

El silencio se volvió denso. Solo el crujir del fuego en la chimenea llenaba el aire.

Los ojos verdes del Rey Alfa la miraban fijos, penetrantes, oscuros. Ayseli apenas podía respirar. Su cuerpo estaba demasiado cerca del suyo; el calor de ese macho la envolvía, la presión de sus brazos contra su pecho aún la mantenía atrapada después de su salto desesperado.

Él ladeó la cabeza, observándola con sospecha. Sus labios se curvaron apenas, en una mueca peligrosa.

—Habla. ¿Qué me estás ocultando? —exigió ese hombre-lobo, con voz baja, ronca, cargada de autoridad.

El corazón de Ayseli comenzó a latir desenfrenado en su pecho. Sus manos temblaban contra la tela del vestido. Intentó apartarse, pero la mirada de Raymond no la dejó moverse.

—No oculto nada… —murmuró ella, apenas audible, con la voz rota por la tensión.

Raymond soltó una risa corta, fría.

—Pff… —bufó ese macho—. No sabes mentir.

Su mano subió, lenta, y tocó su mejilla con brusquedad para obligarla a mirarlo. Sus dedos
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