✧✧✧ Más tarde. Esa misma noche. ✧✧✧
La lluvia golpeaba con furia las montañas, deslizándose en torrentes que bajaban rugiendo entre piedras y raíces. Entre esas soledades húmedas, en la boca de una cueva escondida, ardía una fogata pequeña.
Ahí estaba Malahia, cubierta con una capucha gruesa que le protegía de la humedad. Sentada sobre un tronco viejo, con el rostro apenas iluminado por el fuego. A un lado, descansaba su mochila gastada.
Entre sus manos sujetaba un mapa. El mismo que había encontrado en el salón de los ex–jerarcas. Lo desplegaba una y otra vez, sus ojos rojizos oscuros repasando las líneas, los símbolos, los puntos marcados con precisión.
El resplandor del fuego hacía brillar esa mirada llena de ambición.
De pronto, sus labios se curvaron en una sonrisa maliciosa.
—Ya estoy cerca… —susurró, casi como un gruñido satisfecho.
Doblando el mapa con cuidado, lo guardó en la mochila. Entonces sus dedos rozaron el suelo húmedo, y en un suspiro profundo pidió a su loba