CAPÍTULO 70
Amelia no podía dejar de temblar. La oscuridad en los ojos de Noel la atravesaba como un cuchillo helado.
—¡No puedes hacerle eso! ¡Es solo un cachorro! —Su voz se quebró antes de que pudiera terminar. Las lágrimas ya estaban ahí, la represencion de su miedo y dolor.
Max era tan solo un lobo pequeño. Era su hijo, su prueba de amor con Matthew y la esperanza de una raza superior de Lycans
—Claro que puedo. Y lo haré, si no haces lo que te digo —susurró Noel con esa calma al saber que tenía a la loba en sus manos —. Te advertí que por ti, soy capaz de todo.
La besó. Un roce frío, sin alma, que Amelia no esquivo aún paralizada por la amenaza.
Después, se fue. Así, sin más. Dejándola vacía, quebrada, sintiendo que estaba a punto de perderlo todo… incluso a su hijo.
Horas después, Matthew llegó. Se arrodilló junto a ella y le acarició la mejilla con ternura. Amelia estaba dormida, pero no descansaba solo se había dejado derrotar por el cansancio. Su cuerpo temblaba incluso en s