CAPÍTULO 73
Las manos de Matthew temblaban, apretadas contra los costados mientras escuchaba el plan de Larios y Amelia. Cada palabra le retumbaba en la cabeza como una advertencia. Era arriesgado. Imprudente, incluso. Pero también... era lo único que les quedaba.
—¿Y si fallamos? —murmuró, la voz tensa—. Ese malnacido ha tenido años para preparar esa ceremonia. No me sorprendería que lo tuviera todo calculado, cada maldito detalle.
En el fondo, Matthew sabía que Amelia estaba en más peligro del que podía aceptar, pero admitirlo era como rendirse. Y rendirse no era una opción.
—No hay otra salida —dijo Larios, su mirada cargada de preocupación mientras intentaba convencerse a sí mismo—. Tenemos que intentarlo.
Ximena se arrodilló frente a su hermano. Sus ojos, enrojecidos por el llanto, ya no tenían rastro de orgullo. Solo quedaba una tristeza rota y el eco de una verdad dolorosa: había sido utilizada.
—Perdóname, hermano… de verdad creí en él —susurró, la voz hecha pedazos.
Matthew l