Finalmente volvieron a casa de Cristian. Isabel quería volver a la suya, pero este, no se lo permitió. Ya que, aquel hombre todavía está prófugo y cabe la posibilidad de que vuelva a aparecer si se entera de que ella está sola en casa.
Cristian le comentó sobre el bebé. Ella le pidió perdón a Dios antes de decir que había sido lo mejor que el bebé se fuera porque no quería tener al hijo de un violador, pero temía abortarlo por su cuenta cuando se enteró de que estaba embarazada.
—¿Por qué no te cuidaste si no estabas enamorada de él? Maldición, pudiste evitar darle un hijo a ese bastardo—. dijo Cristian, alterado.
—No es nada fácil mi vida, Cristian. Tú me veías sonriendo, pero por dentro yo me estaba muriendo de miedo porque sabía que si se enteraba que otro hombre estaba yendo a mi casa yo lo pagaría caro.
—¿Cómo inició todo?—. Quiso saber Cristian. Queriendo conocer el transfondo del problema.
Cierto día andábamos en el mercado haciendo nuestras compras de la semana. El pequeño Gab