Con sus amigos y familiares, Eliam es muy divertido. Pero, con Anastasia es todo lo contrario. Es como decir que, los polos opuestos se atraen y él, no lo quiere dar a conocer, razón por la cual prefiere tratarla como a una desconocida.
—¿Sorprendida?
Preguntó al ver que se ha quedado sin palabras.
—Ahora no me importa quien seas, he renunciado, así es que ya me retiro. —le hizo saber, tragándose los insultos que muere por gritarle.
—Ah, no señorita, tú no te vas hasta que no aceptes ser mi esposa de mentira.
—Jamás lo haré. Quizá estés acostumbrado a ser un mandón, pero yo… yo no pertenezco a ese círculo.
—Mira, es muy sencillo, tú te haces pasar como mi esposa, claro que tendremos una ceremonia formal. Si tú me ayudas, yo también te ayudaré pagando la gran deuda que tienes en la universidad y te sobrará mucho dinero todavía para que hagas con él lo que quieras, puedes comprar la casa que siempre has soñado o montar tu propio negocio. ¿Qué dices?
Como todo un magnate de los negoc