El mundo dejó de ser sombras y se convirtió en luz. El océano ya no era oscuro ni desconocido. Lo veía todo, cada detalle del océano se reveló ante sus ojos.
La danza de los peces, las estrellas de mar aferradas a las rocas, el ir y venir de las algas, incluso la fosforescencia del plancton flotando como polvo de estrellas. Era hermoso, al igual que el, su gran aleta fue descubierta, un color negro turquesa nacarado, brillante y reluciente, digno de un miembro de la familia real.
Dante se impulsó hacia adelante y su nuevo cuerpo respondió con una agilidad sobrehumana. No necesitaba aprender a nadar de nuevo. No, él ahora era rápido, libre, fuerte, sus movimientos eran naturales, instintivos. Como si siempre hubieran estado ahí
Pasaron los minutos y una ráfaga de recuerdos lo atravesaron.
Chispazos de memorias olvidadas irrumpieron en su mente. Imágenes desordenadas. Voces ahogadas en el tiempo.
—Estás de vuelta — susurró la voz cálida por última vez, desapareciendo entre las aguas.
Fi