Capítulo 109. Lo que tienes, me pertenece.
Elizaveta Petrov.
No tuve más conciencia de mí, me sumí en la oscuridad, hasta que sentí una punzada de dolor, una fuerte patada en las costillas que me hizo arquear el cuerpo como un insecto aplastado.
Sentí las manos invisibles del sufrimiento atando cada parte de mi cuerpo, las marcas del tormento cruel y feroz ardían. La sangre caliente y pegajosa empapaba mi piel. Intenté enderezarme, pero caí como una muñeca rota, un cascarón vacío.
El sabor a metal y bilis inundó mi boca. Mis ojos se abrieron lentamente, pegados por la sangre seca. El ardor me quemaba, implacable, el dolor atraviesa mi carne sin misericordia. El daño en mi cuerpo es profundo, sobre todo en mi alma.
—Levántate, inútil.
La voz de él resuena en mis oídos como un disparo. Reconozco esas botas negras, lustrosas, incluso manchadas de mi sangre. Levanto la vista y ahí está, Taras Petrov. El hombre que se supone es mi padre.
—P-Papá... —La palabra me quema la garganta—. ¿Por qué...?
Se agacha hasta que su alient