SIGUE NARRANDO ALESSANDRO
En el trayecto a casa donde estaba mi esposa iba preocupado, pues, otra vez estábamos en el ojo del huracán llamado Bianca. Cuando llegué hasta los portones de ingreso a la mansión de mi suegro me detuvieron los guardias al no reconocer ni la moto ni a mí, ya que llevaba puesto el casco. Me lo saqué para que me reconocieran, de inmediato me saludaron y me permitieron ingresar, la moto la deje estacionada en la parte frontal y entre a toda prisa.
A la primera persona que encontré le indagué sobre mi suegro y me informó que estaba en su despacho con unas visitas. Agradecí y me encaminé hacia allá, cuando llegué estaba por tocar la puerta cuando unas risas emergieron de ahí dentro. Reconocí esas risas en el acto. Era justamente una de las personas que más necesitaba. Toque la puerta y la voz de Danko dijo un "pase".
Entre y me encontré con Mijaíl y los trillizos que al verme se volcaron a saludar, correspondí el saludo con alegría pues los quiero mucho. Mi suegr