NARRADOR
En el comedor ya estaban todos sentados y siendo servidos sus desayunos. El Don observaba como Mijaíl era atendido por sus esposos, lo trataban como a un rey. Noelia disfrutaba del delicioso desayuno, Kiara, en cambio, reclamaba airada a su padre que al disimulo se había levantado para ir a la cocina y traer su golosina dulce. La voz de ella resonaba con fuerza.
—Papá, por favor ¡No comas eso tan dulce! ¡Te vas a enfermar! ¡Por Dios santo! ¡Hasta mis hijos saben que comer golosinas tan temprano es malo!
Ella reclamaba a viva voz mientras trataba de quitarle el postre de chocolate con fresas de las manos de su padre. Él devoraba su postre mientras esquivaba a su hija que casi se había subido a la mesa para tratar de arrebatárselo. Al final no pudo lograr quitarle el postre y Danko se carcajeaba mostrando el plato vacío. Una llamada al celular del empresario tomo su atención, era Alexander.
Dejo el plato en la mesa y atendió con prontitud y ansiedad.
Aló, Danko.
Hola, mi amor
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